El secuestro emocional

martes, 21 de diciembre de 2010 2 comentarios


"Rectificar es de sabios, el hacerlo todos los días, de necios" Felipe Gonzalez

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¿Cuantas veces has pensado... "Lo que acabo de decir", o "Lo que he hecho...” tan solo un instante después de hacerlo?

Las personas somos seres emocionales, y estamos fisiológicamente diseñadas para que así sea. Con el fin de explicarlo más claramente tomemos el ejemplo una cebolla, ya que al igual que esta, el cerebro se puede organizar por "capas".

En el centro estaría el cerebro "reptiliano" o instintivo, es la parte "animal" por decirlo de alguna manera,  este cerebro primitivo controla la respiración, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea e incluso colabora en la continua expansión-contracción de nuestros músculos.

Es el responsable de conductas automáticas o programadas, tales como las que se refieren a la preservación de la especie y a los cambios fisiológicos necesarios para la supervivencia.

Este cerebro controla la acción instintiva, orientada a la supervivencia, mueve a la acción inmediata, sin tener en cuenta las consecuencias.

Posteriormente envolviendo a este cerebro primitivo, nos encontramos con la siguiente capa, el sistema límbico, el "cerebro emocional" por así decirlo.

Es en esta parte del cerebro donde se originan las emociones, alegría, pena, enfado, tristeza, etc.

Y por último recubriendo todo tendríamos el neo córtex o cerebro "racional", esta parte del cerebro es la que nos hace "humanos".

La mayor parte de nuestro pensar o planificar, y del lenguaje, imaginación, creatividad y capacidad de abstracción, proviene de esta región cerebral.

¿Cómo comienza el secuestro emocional?

Las "tres capas" del cerebro, están conectadas entre sí, lo cual nos permite habitualmente el controlar nuestras actuaciones, sin embargo, por hacer un símil valido, la parte emocional, estaría conectada a la parte racional por una "red de autopistas" mientras que en sentido contrario tan sólo tendríamos una pequeña carretera.

Por lo tanto cuando la intensidad de una emoción es muy elevada, se produciría una "sobrecarga" de información de la parte emocional hacia la parte racional, que esta sería incapaz de procesar y devolver con la misma velocidad, por lo que nos encontraríamos ante un "secuestro emocional".

Es en ese momento donde ante un gran enfado, una gran decepción , etc. "perdemos el control" y pasa a ser la emoción quien gobierna nuestra forma de actuar y de pensar, por lo que es muy importante el ser capaz de identificar estos momentos, ya que quizás luego, podamos arrepentirnos de lo que decimos o hacemos.

Un ejercicio que puede ayudar a tomar consciencia de nuestras emociones, es el siguiente:

-Toma un folio en blanco y escribe las emociones más habituales que sueles sentir.
-A continuación escribe sus síntomas, o las sensaciones que tienes según los diferentes grados de intensidad de la misma.

Esto te permitirá aprender a identificarlas y a reconocer su intensidad, y a saber cuándo es mejor respirar tres veces antes de decir o hacer algo cuando estamos "secuestrados emocionalmente".

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¿Quien soy?

jueves, 16 de diciembre de 2010 3 comentarios

¿Eres capaz de contar cuantos círculos blancos hay entre los cuadrados?

"Vivimos en mundos interpretativos" Rafael Echeverría

¿Quién soy? Sin duda una de las preguntas más cortas que se puede hacer una persona, pero desde mi punto de vista una de las más difíciles de contestar.

Las personas creamos nuestros propios mundos a base de interpretaciones basadas en las percepciones que tenemos de la realidad que nos rodea, por lo tanto, esto me hace surgir la siguiente pregunta, ¿Las personas tienen identidad propia, o su identidad es la percepción que los demás tienen de ellas?

Yo personalmente me decanto por la segunda opción, la persona es lo que los demás perciben de ella y posteriormente interpretan, pero como todo, es una opinión...

Hoy en una conversación precisamente ha salido este tema y se ha tomado como ejemplo a Bill Gates, prácticamente todo el mundo "sabe" quien es, lo percibe en interpreta de una cierta manera. Sin embargo, si tomásemos a Bill lo maquillásemos un poco y posteriormente vistiéndolo de mendigo, lo pusiéramos en cualquier ciudad del mundo, ¿Habría perdido totalmente su identidad, por el simple hecho de que la gente lo percibiría e interpretaría de otra manera?

Seguiría conservando su "esencia" por llamarlo de alguna manera, el seguiría siendo Bill Gates, pero no así a los ojos de las personas que lo perciben e interpretan, para las cuales sería un mendigo.

¿Por lo tanto, quien sería?

¿Hasta qué punto una persona conserva su identidad cuando otros lo perciben de manera diferente?

Quizás esto sea más una autorreflexión que un artículo, pero estoy muy interesado en conocer que opinan otras personas al respecto, por lo tanto me gustaría animar a que la gente que visite el blog deje sus opiniones, ya que puede resultar un tema interesante.

Resignación

miércoles, 15 de diciembre de 2010 0 comentarios



Hoy no voy a poder empezar..., tengo un montón de excusas por hacer…

La última vez que dijiste que "tenías un buen día", en realidad ¿Qué quisiste decir?

La mayoría de la gente hace tiempo que dejó atrás la idea de asumir la responsabilidad de asegurar que realmente tiene un buen día, ¡en lugar de esforzarse para conseguirlo!

Es tan fácil ser mediocre y caer en el conformismo...

¿Cuanta gente conoces que lleva una vida que no quiere? Y sin embargo ahí está, conformandose, viendo como pasan los días sin pena ni gloria, auto justificandose continuamente en lugar de hacer algo para cambiar.

Las personas tenemos una enorme capacidad para encontrar justificaciones, de hecho aunque hagamos algo con lo que no estamos conformes, encontraremos justificación, por lo general echando "balones fuera" y derivando responsabilidades a otros. "Estuve obligado a hacerlo, yo no quería, me dijo que...", suelen ser de las más habituales. No debemos de olvidar que, en último grado, tan solo nosotros somos los responsables de nuestras acciones, o de la omisión de las mismas.

Sin embargo, así como tenemos capacidad para justificarnos, también la tenemos para comprometernos con nosotros mismos, y eso es algo vital para cristalizar el proceso del cambio, compromiso, acompañado de una gran dosis de voluntad.

Si quieres comenzar a cambiar tu vida, empieza por asumir la parte de responsabilidad que te corresponde, tanto para lo bueno como para lo malo.

Ultimamente quizás la mejor de las justificaciones que se puedan encontrar es la crisis...sin embargo no hay que olvidar que la crisis está ahí, para tí, para mi, para todos...y en medio de la crisis hay empresas y gente que estan funcionando y encontrando trabajo.

La opción facil es quedarse lloriqueando en una esquina, sin embargo ¿Que aporta eso? NADA. Está en tu mano el sobreponerte a la situación y coger el toro por los cuernos. No debemos olvidar que no podemos cambiar nuestras circunstancias, pero en todo momento podemos elegir como reaccionamos ante ellas.

Puedes llorar...o vender pañuelos.

El elefante encadenado

miércoles, 1 de diciembre de 2010 1 comentarios


Un grandísimo cuento de Jorge Bucay acerca de las creencias limitantes...

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba eran los animales. Me llamaba poderosamente la atención, el elefante. Después de su actuación, el elefante quedaba sujeto solamente por una  cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo la estaca era un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir.
¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye?
Cuando era chico, pregunte a los grandes. Algunos de ellos me dijeron que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces, la pregunta obvia...
- Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?  No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca.
Hace algunos años descubrí que alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta: "El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño."
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo.  La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro...
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso que vemos  en el circo no escapa porque ¡CREE QUE NO PUEDE!
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.
Y tú, ¿tienes algo de elefante?
Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.
Vivimos pensando que "no podemos" hacer un montón de cosas  simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: NO PUEDO, NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ.
Muchos de nosotros crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar ni cuestionar.
Esto es lo que nos pasa, vivimos condicionados por el recuerdo de una persona que ya no existe en nosotros, que no pudo.